sábado, 2 de noviembre de 2013

Es lo que hay

Ven, pasa. Siéntate. Si quieres. Sí, ahí, donde quieras. Sí, sí, sácate. Sácate lo que quieras en realidad. Me gusta cuando te sientes en confianza. Me gustas tú. Me gusta todo. Que precoz- para todo lo que planeamos- la tragedia ¿remota o inminente? La marea crece rápido ¿No? Y a la mañana solo quedan los vasos rotos.

Yo elegí a mi invitado de honor. Tú elegiste venir. Venir acá y no a otro lado. Esto importa, esto sí importa. Nos une, nos hace uno. Pero esta parte no sabe ni lo que dice, su cabeza ganó. Ganó
de nuevo, aunque la lengua trató de seguir el ritmo. Pero no, ya es demasiado

Tarde, quédate hasta tarde. ¿Qué? claro que fue amor, una extraña clase de este. Amor 
desordenado, fragmentado. No, no te preocupes. Lo metí en una bolsa para no perder los pedazos. Aunque no sé si estén completos ¿Lo armamos?¿ Y si se perdió una pieza, la más importante, la del medio? 

Fue una tarde. De esas, pues, que prometen menos que poco. Ahí estábamos, cada uno en lo suyo. No sé. Pero lo noté. Ja! yo sí lo note. Me di cuenta. Lo descubrí. El amor. Este y la felicidad de saber que era recíproco. Lo supe porque me lo dijiste. Sí, tú. En versión masculina, claro. "Me gusta esto". Esto. Lo feliz, lo tácitamente claro.

La magia de una tarde de sol. Juntos. Solos. En un cuarto burlándonos de no sé quién. No, de verdad. No recuerdo de quién. ¿Raro, no? siempre recuerdo todo. Y tú. Te acuerdas? Debí suponerlo. Me gusta todo. Todo menos eso. 

Fue después. Fue de repente. Zas! Todo lo demás. Lo que no es amor, ni amor ni felicidad. La maldita negatividad en todo lo bueno, en todo lo que gusta. Todo eso. Léase como lo que reincide, lo que contamina. Contamina y consume. La enfermedad incurable de todo, de todos. The dark side of the moon, la lluvia el lunes, el mal olor del mar que arruina el paisaje, el precipicio a la mitad del camino, el precio, el costo.

Aparece sin que nadie lo llame, sin que nadie lo plante ni riegue. Pero crece. Crece y mancha. Las preguntas infinitas sin respuestas, las inseguridades destructivas, los miedos y la ira. El saber que todos los caminos llevan a Roma. Y el nuestro esta cerca. De ahí las discusiones sin fin. Cual híbridas, alimentándose de sí mismas.

Pues, sí. Eso es lo que hay. Eso o volver. Al amor, digo. Mientras sea una opción - ¿Todavía lo es? Pues, convénceme. Porque yo no lo creo. No más.  

miércoles, 23 de enero de 2013

A FUEGO!


No tienes nada para hacer, no tienes nada para decir ni siquiera para sentir. Fantaseas con pintarte las uñas de cincuenta colores (una de cada, como si tal cosa), pero no tienes uñas. Te pones a pensar que, probablemente, no debe ser la primera ni la última vez que los vecinos te ven las tetas, pero bueeeeeno, ya  fue, no te conocen. No te llega ni un puto mensaje, nadie te llama, al punto de que “es una maldad” piensas, y podría ser una conspiración en tu contra. Entonces, decides planear cómo vas a conquistar el mundo: planes perfectos y siniestros que no pueden tener pierde y que ni siquiera apuntas, porque "uno nunca sabe...".
Piensas en ir a tomar un café sola con tu libro, recontra chévere, pero no decides si da o si te terminarías deprimiendo. Te encantaría, por ejemplo, estar de viaje sin destino y sin certeza de nada, donde no puedes decidir; pero sí salir a pasear sin pensar, sentarte a tomar un café sola con tu libro, re-contra chévere, pero sin tender a analizarlo. Tú siempre analizando todo en sobremanera, you stupid girl who just can´t stop thinking everything, over thinking everything. Igual, siendo sinceros, sería un poco de "leo a Coelho" sentarte sola con tu libro a comer una copa de tres bolas de helado, y si no da "leo a Coelho", como mínimo da “no tengo mucho sexo” y si no da eso tampoco, pues da bulímica y, la verdad, no puedes decidir cuál de los tres es peor.
Creo que mirar el techo y contar las esquinas de mi casa es la mejor opción para un día como hoy.... Hey! Friends en el 69... de nada.