domingo, 28 de octubre de 2012

Nunca caí tan alto

"El amor ideal es platónico, pero siempre existe el riesgo de enamorarse. El juego carnal consiste en: ¿quién caerá primero? Los dos ganamos o los dos perdemos en esta entrega de vínculos emocionales. Tenemos en nuestras manos la potencia de ganar juntos o perder separados. ¡Mírame! Nunca me había sentido así, te lo digo sonriendo."

miércoles, 3 de octubre de 2012

Rehabilitapost

- Hola, me llamo Belén y quiero hablarles de mí. - Hola, Belén (aplausos) 


Siempre he querido gritar a los cuatro vientos mis secretos. Sí, me encanta ver la cara de la gente cuando se entera de que, por ejemplo, cuando era pequeña, me encantaba hecharle queso parmesano a la Coca-Cola (hay testigos) o que soy la única persona que le da importancia al hecho de que cuando pones "che" en el IPod, automáticamente se cambia a "Che" (¡Hasta la victoria siempre, Steve!). Y hablando de secretos... Me pasé toda la noche pensando en cuál podría ser mi epitafio y es que todos los ingeniosos ya han sido escritos; por ejemplo, el de un anónimo de Minnesota: “¿Ven como no tenía un simple resfriado?” o el de un cómico bastante conocido: “Disculpa que no me levante a saludarte” (Que ternuritaaa); tal vez el mío deba ser "Sumaba con los dedos" (no te rías... estoy hablando de mi muerte. Respeta) o "Por fin solucioné mi problema de insomnio" o qué sé yo. Espero tener varios años para pensarlo. Por otro lado, hoy pude ser testigo de como todavía existe gente de buen corazón; que todavía existen heroes anónimos que buscan hacer el bien sin pedir algo a cambio, como ese señor que se subió lentito al micro, porque vio que había una loca que corría persiguiendo a la combi desde la otra cuadra (loca=yo, hola). Correr... me encanta correr cuando cuento con alguna motivación externa importante, tipo llegar a la panadería rápido, porque eso de sacar buenas piernas ya lo deseché por completo; pero ¿sabes qué? Estamos 3 de Octubre y te aviso, gordita, que tú tampoco llegas regia al verano. ¿Soy la única que cada vez de que dice "verano" piensa en "Azul" de Cristian Castro? Perdóname que te lo diga, pero si cantas alguna canción de Cristian y no es "Azul" no mereces mi respeto ni el de nadie, así que cálmate.  Así concluyo este extraño y nada interesante post; pero no sin que antes tomen conciencia de que la paz mundial está en manos de los gatitos, that's it. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Quién dijo amor? ¿Quién dijo prohibido?


Amores sin sentido; amores imperfectos; amores prohibidos; amores que no fueron, no son ni serán.

Ahí estás tú, tratando de seguir con eso que llamas “tu vida”; esa aglomeración de nada, que la gente llama “rutina”. No estás feliz, no estás triste- simplemente- estás y ya.

De repente, cuando sientes que este laberinto- compuesto por caminos vacíos y bifurcaciones grises- no tiene salida, divisas un pequeño destello en aquel rincón al cual nunca le diste importancia. Sí, sientes que- por fin- encontraste la salida y que afuera te espera un mundo lleno de colores y un poco de libertad.

Toda esta metáfora, todo este destello se reduce a una persona; una persona que con el simple hecho de sonreír logró- Dios sabrá cómo- que puedas percibir algo de color, que llegues a pensar- aunque sea un instante- que tal vez la rutina no es tan mala.

 Te encanta cuando te mira, porque en sus ojos se refleja tu silueta y- de alguna manera- te sientes parte de él. Te encanta cuando te habla, porque- por un momento- solo existe él y tú, tú y él. Te encanta cuando te toca, porque- DIOOOS- ¿Cómo es que sus manos son tan suaves? ¿Cómo es que al rozarte te hace sentir tanto?

Es ahí, cuando sientes que el único café que necesitas para estar feliz es el de sus ojos; cuando te  percatas de que tu lugar está entre sus dedos; cuando te parece temblar pensando en su voz; cuando te das cuenta de que tu corazón- tremendo infiel- dejó de pertenecerte para huir con él. 

Es justo ahí, que aparece el- horrible y temido por todos- “pero”. Sí ¿Qué creíste? ¿Qué todo iba a salirte tan bien, tan fácil? ¿Qué este ser- que no parece ser de otro planeta, pero tampoco de este- se fijaría en la comun y silvestre tú?


Hay muchas razones por las cuales la palabra “prohibido” se puede posicionar al lado de la que parecía la respuesta a toda formula, “Amor”. Se puede llegar de muchas maneras a esos amores que te matan, pero que- a la vez- te permiten estar vivo; sin embargo, cuando el “pero”, el temor, el miedo, las inseguridades o ALGUIEN ataca, no hay vuelta atrás.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

lunes, 3 de septiembre de 2012

Antimateria

Los cuentos se acaban y los corazones se rompen, pero es de ese dolor que sale la letra de nuestras canciones favoritas, la poesía que más inspira, las mejores películas y los párrafos que resaltamos para releer una y otra vez.

Calzones

Hoy llegué a la conclusión de que extrañar a alguien es como tener puesto un calzón muy apretado: puedes seguir con tu vida, pero duele, incomoda e- inevitablemente- vas a pensar en eso varias veces al día, tal vez demasiadas, tal vez más de las necesarias. Ya sé, ya sé; no es lo más inteligente que he dicho en mi vida, pero tiene sentido y estoy segura que varias estarán de acuerdo conmigo. 


lunes, 27 de agosto de 2012

FFFFucking perfect plan

Mi Plan A no se los cuento ni loca, dado que es THE masterplan y es casi imposible que falle; sin embargo, tengo unos cuantos planes extra, just in case. El Plan B tampoco se los voy a contar, así que hablemos del Plan F. El Plan F (F de "FFFelizmente que tengo un plan F y no tengo que acudir al suicidio") es al que recurres cuando el supuesto Masterplan falló y todos los demás también (Para tal caso dedícate a ser espontanea, porque los planes no son lo tuyo), es como tu última oportunidad para tener una vida más o menos digna. 

Mi Plan F es algo así: 

Me vuelvo a teñir el pelo de pelirrojo, pero- esta vez- ese pelirrojo de la tele, Magaly's style. Vuelvo a tomar clases de teatro, pero no voy a la del profe buena gente, sino a la de algún llorón melodramático de por ahí. Luego, me presento a audiciones para novelas de la tarde, ya que todos sabemos que puedo ser una mala convincente y- si no pasan muchos años- también me sale bien la Lolita atormentada. De esta manera, consigo uno o dos papeles en el prime-time de las 3 de la tarde, solo apta para amas de casa con clinex a la mano. Me exhibo a full con mi pelo rojo y, como quien no quiere la cosa, consigo que me patrocine una marca de tintes. 

Mientras tanto, por otro lado y en mis tiempos libres, me dedico a conquistar a algún doctor (cirujano de preferencia) atractivo y mayor que yo, por supuesto. Nos queremos mucho, así que Doc decide proponerme casamiento y yo- sin dudarlo dos veces- acepto. Me retiro de la televisión y me convierto en una prematura ama de casa perfecta solo para Doc. Esto dura alrededor de dos años, porque para nuestro segundo aniversario le pido un gato ángora para que me acompañe mientras veo las repeticiones de mi novela y, por supuesto, no puede llamarse de otra manera que no sea Boris o Ezequiel, aunque creo que vamos con Boris. Ahí es cuando caigo enferma y paso el resto de mis días en cama acariciando a Boris y enfundada en sábanas de seda. Sin dolor gracias a la morfina diaria, cortesía de Doctorsito que, a estas alturas, ya se aburrió y anda acostándose con niñas de veinte. 

Y así transcurren mis últimos días de vida: en cama con un gato, mirando novelas de la tarde, mientras que me visitan mis únicas amigas: las enfermeras. Thats all, muriendo de a poco, pero sin dolor (cortesía de la morfina, cortesía de Doc) y dignamente. Mi lecho de muerte es como una nube celeste con matices rosados y duendesitos que cantan villancicos (también cortesía de la morfina, también cortesía de Doc).




miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Puedo decir unas cuantas cursiladas?

  X: Relájate
  B: Nadie nunca se relajó cuando le dijeron que se relaje, O sea es concreto, man: ¡NO FUNCIONA!
  Estoy triste, me siento sola. Hoy fue y mañana será un día horrible; be a good boy y, sobre todo, no me digas: ¡RELÁJATE! Dime “todo va a salir bien”, si quieres ¿No escuchaste nunca a Bob? Las mujeres queremos que nos digan eso, punto.


*

sábado, 18 de agosto de 2012

Filosofía Holden


Dicen que desperate times require desperate measures; por eso, decido escribirte después de mucho tiempo. Luego de escupir palabras en forma de nubes, corazones y flores de colores con relleno sabor a equivocación, vuelvo a ti. En el fondo siempre supiste que me ahogaría en las nubes rosaditas que yo misma confesé, pero nunca te atreviste a debatirme. 

Quiero ser algo o todo para ti. Quiero que entiendas lo que hasta ahora nadie entendió: soy como un alma sin criterio. Quiero que lo veas desde el saludo; pero que nunca lo cuestiones. Pretendo sorprenderte con perlas de sabiduría y con hoyos académicos en igual escala. Quiero que entiendas que me gusta comprar más que usar, que- probablemente- a veces no sepa cuándo parar de quererte, de pelearte, de reírme, de estar contigo o de llorar con el rostro arruinado. Ya te quiero, ya te espero.

Quiero tener citas, muchas citas. Que me pases a buscar transporte- que te dé la gana- mediante; que te dé nervios tocar el timbre, pero que, después de sufrir varios minutos, lo hagas. Tienes que saber que te voy a hacer esperar, pero no te importará, porque te voy a evangelizar con la filosofía Holden: If a girl looks swell when she meets you, who gives a damn if she’s late? Y yo te prometo que trataré de estar siempre más que swell. Te prometo tapa ojeras y, cuando el momento lo amerite, delineador y algo de brillo.

¿Sabes qué son las no-citas? Quiero tener de esas también, por el frío, por la flojera, por el amor, por las mantas, por el polar y los canales yanquis. No quiero que sepas cocinar, incluso te perdono que quieras pedir comida rápida. Te perdono aquel frío pasado de tu departamento y que digas que la Coca Cola light es lo mismo que la Zero. Ya vas a aprender…

Yo también voy a aprender mucho. La gente no se suele dar cuenta de que los besos, los abrazos, las sabanas calientes y todo lo demás- que lo dejo a la imaginación- no hacen más que encubrir que todas las relaciones son cursos y seminarios para descubrir nuestro interior y hacernos mejores; además de aprender a dar amor en  formatos más eficientes. Explícame, cuéntame todo lo que te gusta, aunque los nombres- tal vez- los retenga con un manto de dislexia a la que le encanta mezclar cantantes con actores y escritores con poetas.

Nos encontramos, nos elegimos; pero lo que realmente buscamos es un maestro que podamos admirar y un alumno que valga la alegría, que cuente con un gran potencial y las ganas de hacer las cosas bien. Si encuentro esas dos cosas en una sola alma, en un mismo nombre, compro. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Nunca fue tan difícil poner un título


Recuerdo que aquella mañana tomé té, té y malas decisiones, con la remota esperanza de que en un futuro cercano pudiera tomar algo más que eso; su mano, por ejemplo. Prácticamente así empezó mi día “con la remota esperanza de que…  (Que me busques, que no me dejes ir, que haga frío afuera, que estemos solos cuando estamos solos, que los fantasmas se queden debajo de la cama, que tu voz esté en todos lados; pero solo yo pueda escucharla)”

Fue tan solo dos horas después que recibí una seductora propuesta y- pensándolo dos veces, pero sin medir las consecuencias- acepté. De pronto, y tan solo media hora después de haberme tomado ese té cargado de malas decisiones (rápido efecto), me sorprendí a su lado.Vale mencionar que prácticamente agonicé en el timbre y pensé en correr varias veces, ya que sabía el riesgo que significaba estar junto a él. Logré que la situación no me superase y, mientras era atacada por mi propio latir (Y es que yo no sé quién me traumó, pero- en mi caso- todo querer empieza con esa maldita taquicardia), toqué el timbre. 

 El ambiente olía a desesperación. Ambos sabíamos que, tarde o temprano, la química; la física; la ecuación; o, simplemente, lo caprichoso de nuestros labios harían lo suyo y terminaríamos envueltos en aquella corriente pasión con la que solíamos concretar nuestros encuentros.  

Trató varias veces de sumar nuestros labios sin mucho éxito. “No te hagas la difícil” musitó. “Está bien, difícil es lo último que quiero” pensé, pero no lo dije. Le di el encuentro a sus labios, porque ya estaba bueno de hacerse la interesante, de todas maneras no iba a funcionar. No con él. 

De mirada en mirada, de caricia en caricia, de beso en beso llegamos a un punto del que no podríamos retornar jamás, por lo menos yo que me perdí en el laberinto y aún busco exasperada la salida. 

Ahí estábamos- tan envueltos, tan invadidos, tan nuestros- mi mejor mala decisión y yo. Decidí ceder, me abandoné al que pase lo que tenga que pasar; pero es en esta clase de momentos en los que el conservadurismo me ataca por todos lados y no me permite regalarle todo a un corazón que no se encuentra a la altura de mi inocencia. Aunque, es cierto que ante tamaña circunstancia, ante tremendo sentimiento todo se torna complicado, incluyendo el hecho de rechazar aquella tácita propuesta.

Con el cierre abajo, la calentura arriba y el sentido común tratando de filtrarse por ese vacío que las palabras no supieron ocupar, sentí la imperiosa necesidad de apartarme. Sentí que debía salir de ahí lo antes posible, porque ese sentimiento, que ya estaba bastante lejos de ser amistad (cosa que no podía pasar, porque no, porque amigos), andaba queriendo meterse en mí a la fuerza. Atiné a darle un último beso, como si se tratase de una despedida. Para mi mala suerte, la ya horrible decisión insistía en que me quedase y me siguiera equivocando, como si ignorara el hecho de que desde nuestro primer frenesí yo había sido la que más perjudicada había salido o como si no le importara, en todo caso. Alguien debía enseñarle que el corazón se encuentra en el pecho y no entre las piernas. Por un momento pretendí ser yo la maestra, pero- al final- caí en la cuenta de que no sirve de nada tratar de enseñarle a alguien lo que no está dispuesto a aprender.

 Aquel último beso no hizo más que dejarme un amargo sabor a derrota, ya que- si bien fui yo la que decidió terminar con lo que se daba- la idea de alejarme de él para no volver (por lo menos no de esa manera) no hacía más que agobiarme.

No voy a mentir ni a negar que hubo una próxima vez, porque sí la hubo y, a mi juicio, fue la mejor de todas; pero lo terrible, lo malo de la decisión estaría por llegar. Algunos días después, tuve la ya repetida mala suerte de enterarme de que él (sí, él) había decidido compartir un poco de su arrebato con alguien que- claramente- no era yo. Yo no lo vi más que como un robo. Sí... ¡Me habían robado! Y esta reacción no hizo más que asustarme. Aquella, no tan buena, noticia me dejo latiendo y temblado en igual medida. Desconozco la veracidad de este hecho, pero lo que sí pude conocer ese día fue el sentimiento que está afirmación me causó. Sensación que realmente no me gustaría repetir. Dolor (palabra cursi que detesto) que siempre he odiado sentir.

Está de más decir que decidí salir rápida, pero calmadamente (huir) de su vida. Y es que habíamos dejado implícitamente claro que este era un juego, en el cual había una única regla que no valía romper: El que se enamora, pierde. Y todos sabemos que no me gusta perder… 

viernes, 20 de julio de 2012

Estimed time of arrival: tarde

No sé cómo interpretarlas, no sé qué hacer con ellas y tampoco las entiendo. No son día, no son noche: son tarde. Ay tarde, si supieras el poder que posees sobre mí; si supieras la facilidad con la que me vuelves loca. Me vuelves lo suficientemente demente, como para que al llegar la noche, me encuentre en un estado esquizofrénico-paranoico a punto de cometer alguna locura.

Es raro que algo me vuelva tan loca, ya que yo soy de la clase de persona que decide cuándo y cómo perder las facultades mentales; y es que a la gente le encanta tener siempre a un loco al costado y, al parecer, me eligieron a mí y, al parecer, yo acepté. 

Por ejemplo, siempre trato de volverme loca un poco en las mañanas, pero no me salé y nunca me saldrá, porque a primera hora del día no hay base material de angustia en qué apoyarse. Además, al igual que Fernanda Mía o Fernanda Tuya o Fernanda María Trinidad del Monte Montes, me considero la viva representación de aquella frase Hemingwaya: “Experimentó la angustia y el dolor, pero jamás estuvo triste una mañana”. 

Es por culpa de las tardes que escribo. Sí, es su culpa que los viva atormentando con una lluvia de palabras sin sentido y que los use de terapeutas indirectamente. Esta mezcla de día y noche, de nostalgia y júbilo tiene ese factor que desencadena mis pensamientos más profundos, los más oscuros, los que necesito sacar de alguna manera y es esta. Incluso, a veces, escribir no es suficiente para desahogar; para vomitar las mariposas; para desenredar ese nudo que algún boyscout debe haber amarrado en mi garganta; para asesinar, cual baigón vs polillas, esas ganas de que Algo pase (Algo, mi peor enemigo). Pero, al fin y al cabo, escribir sirve. Sirve como un antídoto, como un Alka-seltzer para la resaca emocional, como un trapo para limpiar el enchastre que armaste al abrir la Coca-Cola ¿Qué pasó? ¿Se rebalsó? No debiste agitarla. 

Estoy segura que este no es un problema exclusivamente mío, estoy segura que en algún lugar hay alguien más que acaba de quedarse calva y sin cejas por culpa de las tardes que pecan de pasividad. Mucha gente me tilda de loca y me pregunta: “¿Por qué? ¿Por qué te volviste a pintar el pelo? ¿Por qué te lo cortaste de nuevo? ¿Por qué cambias tanto? ¿Por qué no esperas aunque sea un mes?” Me encantaría responderles que todo es culpa de la tarde, pero lo más probable es que no entiendan nada y me manden al psicólogo una vez más. Es verdad, soy patética: me puedo pasar toda una tarde mirando la caja de Palette o Garnier Nutrisse preguntándome si esta vez “Naranja caoba” me hará sentir bien o Algo. Un tinte o un corte de pelo es lo menos radical que me pasa por la mente un jueves por la tarde; por eso, escribo. 

Escribo por necesidad. Escribo, porque me desespera ese "no pasa nada" y ese otro "y no va a pasar". Escribo, porque sé que me voy a levantar con la misma sensación de "no pasa nada" y ese otro "y no va a pasar" con la que me acuesto. Escribo, porque estoy segura de que si no lo hago, los platos de mi casa, los libros, los plumones o peor, mi pelo (ya me imaginan calva y con una ceja) van a pagar las consecuencias. Entonces, por el bien común, el de mi autoestima y el del futuro infarto de mi padre, escribo. Es algo que escapa de mi control, es algo que no deben tratar de entender y mucha menos discutir, pero si lo desean hacer pueden escribirme a mi compañía de traumas, desgracias y taquicardias S.A (Abierta las 24 horas).


Ahora, bien... escribir en la tardes también puede llegar a ser un problema, porque, la verdad, no quiero emplear malas palabras en mis textos, ya que no me suenan bien; el problema es que las buenas no me salen. Todos saben que tengo el "vete a la puta madre" fácil y las tarde y la sensación de intranquilidad que estas me producen, como si el alma se hubiera puesto el polo al revés, no me ayudan.

Al final, mi odio por las tardes es directamente proporcional a la inspiración que estas me provocan. Las tardes son mi mayor miedo, mi mejor trauma y las únicas capaces de lograr que me vuelva tan hijadeputamente loca.

domingo, 8 de julio de 2012

∞% lluvia, ∞% sol


¿Cuántas veces me “cortaron el rostro”? Muchas. Muchas veces, en serio. Algunas fueron directas, otras indirectas; pero fueron muchas. Muchas más que mi edad, muchas más que la cantidad de días en un mes, muchas más que la cantidad de chicos que alguna vez me gustaron, muchas más de las necesarias, muchas más de las que alguien debería tolerar.

La mayoría de esas veces me cortó el primer individuo que me llegó a gustar en serio, a quien vamos a llamar O (Cabe resaltar que no es la inicial de su nombre ni su inclinación política). La veces restantes me cortaron X’s, que tardé más o menos dos días en superar.

Miento. Hubo una cortada que me costó bastante superar y que, para ser sinceros, me tardó mucho muuuuucho más de dos días. ¿El desgraciado? ¿El maldito? ¿El infeliz? Alguien que siquiera estuvo cerca de ser mi novio o algo parecido. Lo llamaremos K (Sí, me esmeré en buscar la letra más fea del abecedario, sin ánimos de ofender a nadie. [un poquito nomás]). ¿El motivo de la incisión?: “No te puedo hacer feliz” seguido de un “No quiero que sufras” (Era crucial, tenía que parecer que era lo mejor para mí y no lo mejor para él y la lista de chibolas que todavía no se ha hecho).

Oh, darling! O estás apuntando al lado equivocado o tienes una puntería bastante mala (…pajero). Claro que no me puedes hacer feliz, es obvio que esa no es tu parte. Yo me tengo que hacer feliz sola y después invitarte a disfrutar de eso, como si fueras un huésped con un paquete de todo incluido en un hotel cinco estrellas o un niño de 10 años en un parque de diversiones . Se supone que tendría que ser algo parecido al puto Disneyland y, la verdad, me parezco más a un cementerio. No puedes pues, no puedes ayudarme; pero sí puedes acompañarme, puedes tratar de entenderme, puedes tener toda la paciencia del mundo, puedes citar a D.H Lawrence hasta hartarte, puedes preguntarme miles de veces qué me pasa sabiendo que la respuesta siempre será la misma: Nada, yo puedo hacerme feliz sola. 

martes, 3 de julio de 2012

mort-vivant


Si hoy logro pasar 6 minutos sin llorar; si hoy consigo que las comisuras de mi boca se curven para lograr algo parecido a una sonrisa; si hoy emerjo  de debajo de estas miles de colchas en las que me encuentro zambullida; si hoy no pienso en ti; si hoy prendo alguna luz; si hoy no tomo ningún relajante para dormir; si hoy me visto como persona y no como lo que soy; si hoy puedo concentrarme, por lo menos, un minuto en algo sin divargar hasta llegar a la misma piedra; si hoy me olvido de todo por un rato;  si hoy no me duelen estos cortos, pero desesperanzadores 17 años; si hoy no se me hinchan los ojos; si hoy respiro; si hoy tolero; si hoy llego hasta mañana; si hoy sobrevivo…

¿La respuesta? ¿La pregunta? A ratos sí, a ratos no. No sé. En este momento no, hoy no. Mañana tal vez sí. No sé. Pregúntame en dos horas. Que la respuesta es siempre la misma, es mentira.

Igual, poco importa e importa poco. Ya nada es igual que ayer, ya no soy mi propio referente. Estoy rota, triste y cansada de estar rota y triste. Me duele todo menos el cuerpo. Me duele lo que está adentro, eso que ni yo sé qué es; eso que tanto quiere salir; pero no sabe como, entonces destruye todo a su paso. Ya se desordenó todo, ya se rompió todo: mi espíritu, nosotros, el invierno, mis huantes, nosotros, la radio, nosotros y las flores. (Sí pues, “nosotros” está tres veces. Debería estar más veces, deberíamos habernos roto menos.) 

lunes, 2 de julio de 2012

Frase deshecha



Hablemos de todo lo que se dice, de tanta frase hecha que existe sobre la vida: “la vida es una sola”, “la vida es larga”, “la vida es corta”, “la vida es como montar bicicleta (seguido del porqué de esa dizque metáfora)”, “la vida es aquello que pasa mientras estas ocupado haciendo planes” (¿Eh? ¿Planes? ¿Qué planes? Nadie me avisó que había que hacer planes. No sé ni que voy a cenar… Aguanta ¿Voy a cenar? Bah).

 La verdad que, además de que todas estas frasesitas de postal para jubilados y  foto emo de facebook  no se ponen de acuerdo  y lo único que me inspiran es a “mandar la palabra vida al 5050”, me aburren bastante, pero- sobre todo-  me dedico a no creerles.  Aunque sí debo admitir que hay una que me mueve todo: “todo pasa por algo”.  Les digo enserio que esas cuatro palabras, esas quince letras son una de las muchas más de 7 maravillas de nuestro mundo. Y no es solo eso, o sea, es tan perfecta esa frase que hasta su apócope, que vendría a ser “todo pasa”,  me sirve de consuelo en los momentos más trágicos.

Todavía no puedo descifrar cómo ni por qué, pero casi todo pasa. Es algo rarísimo, algo que nisiquiera entiendo ahora (en frío) y que, por ende, es casi imposible de entender en momentos de agobio extremo.
Es que no me logro explicar cómo algunos acontecimientos que en un principio parecían aterradores, apocalípticos, caóticos y lo suficientemente garrafales como para llevar a cabo un violento suicidio justificado que incluiría narcóticos y armas ilegales en tu país (obvio ¿Si no dónde está lo divertido? Yupi) o, lo que es peor, una noche en vela llorando y escuchando “los grandes hits” de José José,  de la nada, un día, pierden importancia.

Y sí, aquella bola de nieve que tenía un tamaño directamente proporcional a tus problemas y estaba apunto de pasar por ensima de tu dedo chiquito del pie (auch), desaparece. Decide que ya fue demasiado José José, que te excediste con Pinpinela y que no va a permitir que, de ninguna manera, llegues a Arjona. Así de simple, se corre del camino y te deja vivir tranquila.

Este fenómeno natural me parece sumamente esperanzador. El simple hecho de saber que todo lo que hoy parece tan trágico como para aludir a un suicidio inminente, eventualmente será motivo de sonrisas, risas y, si tienes sentido del humor como para saber reirte de ti mismo, hasta un par de carcajadas. Por último, te queda como experiencia, anécdota o simplemente, un hecho que no te ocaciona ninguna reacción en absoluto. Y la verdad, siendo sinceros ¿Quién no prefiere entumecimiento emocional antes que caos mental? 

The older, the better?

Tengo que admitir que hoy me paso por encima el camión del crecimiento, la furgoneta del pronto tendrás que mantenerte sola y de tu vida es un juego ahora. Así que juega, juega mientras puedas, porque después no te va a dar el cuero. (¿cuero? ¿vieron? ya hablo como señora y escribo con patitas de gallo).


Hoy me sentí crecidita, tuve uno de esos "lapsus bisagra" (Expresión best-seller de los 90's) y pensé "mierda, somos los grandes ahora". Así, con esas palabras. Esto me llevo a dos conclusiones: a) Tenemos que dejar de hacer cosas de niños. b) Tenemos que empezar a hacer cosas de grandes. y una duda existencial: ¿Qué hay más adelante? y esta última es preocupante, porque todavía no me llevo bien con la paciencia y eso de disfrutar el momento no me sale muy bien; pero ya llegará el día que sí... (¡¿cuando?!) 


¿Dónde me quedé? (Alzheimer's coming) Ah, verdad, el camión. Sí, bueno, mucha gente me había advertido que este momento en el que creces de golpe llegaría. Es que el camión me pasó por arriba como si fuera cosa de todos los días; No se creó ni medio revuelo, pero mejor ni les cuento la barahúnda que se armó en mi, ya senil, cabeza. 


Fue ahí que, con la seguridad de alguien que (por fin) logró aprobar un examen (de cargo) de matemática, decidí hacer un par de cálculos:


- El 2000 fue hace 12 años. (¿2012? ¿no te suena futurama? a mí también, no sé)
- Los 80's, que siempre estaban a 20 años, ahora están a 32.


Y hablando de 30 ¡los míos están a un poquito más de 10 años! ¿Cómo pasó esto? Ya sé, estoy exagerando y sé que esto es un poco apresurado; pero- por ejemplo- la celulitis, que siempre fue un concepto más, ahora es un peligro inminente. Ya no queda "cute"tener tu cubrecama de Hello Kitty; ya no queda "sweet" tener memorabilia de Barbie, queda más bien "problemitas"; ya no se puede andar comiendo Nerds, M&M's o Kisses ( magia = regalo divino = calorías = 666 (x666666666)) como si no hubiera un mañana. Y ni hablar de esos días cuando- sin razón aparente- te duele hasta alma, así como cuando te enteras de que todavía hay gente que entra a MSN, lo deja conectado y pone "no estoy" (auch). Aunque tal vez si haya una razón, tal vez fueron esas 8 escaleras que subiste ayer. Bienvenido a la senectud. 


Así que mientras yo me encargo de ponerme al día con el ensure y otras dichas de la tercera edad que- si no se dieron cuenta- es la tercera de tres (eso es lo que nadie te dice), le pido un favor a Mika: Querido, deja de joder con la temática de "Golden age". La única "golden age" que realmente existió, fue cuando eras tan chiquito e inocente que el único gold que conocías eran los taps de pokemón. (the 90's are back). We're not golden, we're older. Y sí, tu también. No creas que por bailar vestido con más colores que Tekno te vas a salvar

domingo, 1 de julio de 2012

Nobody can fit your shoes


    • Una ex-novia de un tío una vez me dijo que cuando tienes baja la autoestima, la solución es salir a caminar- no precisamente para quemar calorías y crear endorfinas, ya que esos son efectos colaterales divinos que no se le niegan nunca a nadie- sino para realizar un experimento de autosalvación perspectiva

      El procedimiento iba así: Mientras caminas por la calle, mira a tu alrededor y analiza por cual de los individuos de dicho lugar te cambiarías. ¿Quién de los transeúntes te gustaría ser? Toma en cuenta criterios como la indumentaria, actitud, estatura, pelo, etc. 
      Cuando hayas recorrido algunos metros, podrás notar que- de hecho- son muy pocos o ninguno. (y si no, get a therapist)

      Hoy intenté este ejercicio. Caminé 5 cuadras cerca de mi casa- así era un entorno constante y controlado, además de familiar- y no es por engreída, pero debo admitir que me alegró bastante el resultado. Sin embargo, unas horas después obtuve una contra-cara interesante.
       Salí a comer y a escasos metros, en la mesa del costado, habían 4 individuos: femeninos (demasiado), altos, esbeltos y super-recontra-producidos. Por los cuales, llegue a la conclusión, de que me cambiaría aunque sea una hora.

      Cabe resaltar que yo comía, mientras ellas fumaban, y tomaban té, y cruzaban las piernas, y hablaban de celulitis, y eso. 

      Y cabe resaltar también, que con esto no admito que me gustaría ser un maniquí pintarrajeado que lo único que es capaz de generar es tortícolis en los hombres, aunque capaz me vacila y decido quedarme así. 

De corrido

Quiero recordar que se sentía estar enamorada de ti quiero recordarlo porque quiero evocar ese sentimiento que te produce recordar que estás enamorada de alguien que está enamorado de ti y mirarlo y esperarlo y buscarlo y necesitarlo y usarlo y sostenerlo y conocerlo y entenderlo y pensar que nunca te vas a ir y luego te vas y luego no sientes nada ademas del miedo de no poder recordar como te sentiste esa noche en su cuarto cuando lo querías y él te quería

jueves, 28 de junio de 2012

¿Charlamos?

Alguien me dijo alguna vez “El amor es como una larga conversación, que siempre parece muy corta”. No saber a quien agradecer esta muestra de sabiduría es un drama.

Me gusta pensar eso, me gusta creerle. Me gusta, pero me trae unos cuantos problemas. El más grave es que suelo tener largas conversaciones con mucha gente, pero porque me gusta charlar. ("Charlar" odio esa palabra, pero me agrada la acción que describe) 

Por suerte todavía hay gente en el mundo que facilita la realización de esta actividad y que aún no alcanzó el hastío en su máxima expresión cuando caigo en mi -ya común- tendencia de irme por las ramas (Otra expresión que no me cuadra... hablar mientras escalas un árbol no me parece del todo respetuoso.)

Otro problema que tengo con esa quote y su credibilidad es que, no te digo todas, pero si una gran parte de mis "charlas" me parecen too short o interrumpidas y las extendería un par de horas con gusto. ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué debo pensar? ¿Qué toda la gente con la que “hay tema” o “hablo seguido” son mis posibles matches? Estoy cagada, entonces. (y tú también, no me vengas)

Cupido: Con cariño te digo, yo casi nunca cuento nada, pero es medio roño lo tuyo. No es ni está bueno que compres balines al montón y dispares a la champa. Algunos ilusos todavía confiamos en ti para encontrar un significant and different other y tú te tomas el trámite para la chacota. No sé, date cuenta, al final tú eres el ángel y algún código ético celestial debes tener. Lo dejo en tus manos alas.

lunes, 25 de junio de 2012

Condicional perfecto y vómito verborrágico

¿Se imaginan lo que sería vivir sin filtro, sin culpa, sin momentos de debilidad o titubeo? Baaaaaahhh... sería espectacular, es-pec-ta-cu-lar. ¿Escrúpulos? ¿Qué es eso? Conviccio... ¿qué? Pff. Lovely ¿no? N o t h i n g but the truth. 

Imagínense el trillado y ya típico "Vamos a tomar algo" a todo aquel al que alguna vez le has querido decir algo- poco feliz- y nunca te dieron los huevos/ovarios. 

Estar sentados conversando con una sonrisa en la cara, cada uno tomando lo que eligió, disfrutando de un momento super friendly y derrepente SAAAAAAZ- sin modificar el volumen ni el tono ni la posición ni la expresión facial- tener un vomito verborrágico semi-pasivo agresivo (léase como críticas constructivas) y terminar con algo como "Bueno, te quería decir eso nomás... Uy, me voy yendo que se me hizo tarde. ¡Nos vemos!"

Y es que decir lo que uno piensa no debería ser mala educación...

Chimera

¿Qué? ¿Cómo? si ya habíamos quedado. Sí, tú y yo- o sea- yo y yo, que esto no iba a volver a pasar. Ya lo hemos hablado hasta el cansancio, ya sabemos de qué trata y adónde no va y no va a ir nunca. 

I thought we were on the same page, lady, pero se ve que no. O tal vez sí, pero- para variar-  no te pudiste resistir. Ambas sabemos 
lo débil que es la carne y lo caprichosos que son los ojos. Que mala combinación, como su ropa que- igual- poco te importa, porque puede. Él sí puede. Hay cierto nivel de tolerancia que sólo se tiene cuando hay puro amor entre ojo y ojo. Y- aunque uno se resista- el ceño se nubla con el idilio y el foco se oscurece y se pierde para siempre. 

Lo peor de todo esto es que nos prometí que esta historia no iba a tener capítulos tristes. Too late, aunque- seamos realistas- who are we kidding? Siempre supimos que él era una utopía, una fantasía, una ilusión que creaste para no sentirte tan sola; una labor que excede nuestras capacidades y quizá- aunque no lo quieras ver- aunque pese y duela darse cuenta que mi enemigo es Yo, también excede mis voluntades. 


La eternidad agobia hasta al más paciente, que- como todos saben- no soy yo. Ni yo.

domingo, 24 de junio de 2012

The answering machine

Mientras quede algo de amor, van a haber palabras por decir, por escuchar, por escribir y por leer. Quizá no lo supimos llevar y quizá no nos salga ni esta vez, ni la anterior, ni la de después. Está bien si no triunfamos, no sería novedad. Está bien que lo hayamos intentado y que, contra todo pronóstico, el amor nos haya dado armas y nos haya hecho más fuertes. Está bien que duela, pero está mejor que no. Está bien que a otros les salga mejor y que la gente se quiera más; a nosotros nadie nos enseñó. Están bien las ganas de llorar y ese enojo con nadie y con todo el universo, porque ellos se pasean de las manos y yo de los audífonos. Está bien pedir afecto por el simple hecho de necesitarlo y probar con aromas de diferentes cuerpos. Está bien que a alguien se le haya ocurrido cantar sus alegrías en una canción de amor y que a otro alguien nos haya querido acompañar con una canción desamor. Está bien que tratemos de superarnos con comida, con lagrimas, con películas, con libros y hasta con personas. Está bien que lo único que quiera es meterme a mi cama y consumir ficción y consumir Woody Allen en grandes cantidades. Annie Hall también está bien, que él la pierda y su amor no tenga un final feliz y que ella sea buena y aún así sufra y la pase mal. 


Está perfecto enamorar, pero está mucho mejor querer.