domingo, 1 de julio de 2012

Nobody can fit your shoes


    • Una ex-novia de un tío una vez me dijo que cuando tienes baja la autoestima, la solución es salir a caminar- no precisamente para quemar calorías y crear endorfinas, ya que esos son efectos colaterales divinos que no se le niegan nunca a nadie- sino para realizar un experimento de autosalvación perspectiva

      El procedimiento iba así: Mientras caminas por la calle, mira a tu alrededor y analiza por cual de los individuos de dicho lugar te cambiarías. ¿Quién de los transeúntes te gustaría ser? Toma en cuenta criterios como la indumentaria, actitud, estatura, pelo, etc. 
      Cuando hayas recorrido algunos metros, podrás notar que- de hecho- son muy pocos o ninguno. (y si no, get a therapist)

      Hoy intenté este ejercicio. Caminé 5 cuadras cerca de mi casa- así era un entorno constante y controlado, además de familiar- y no es por engreída, pero debo admitir que me alegró bastante el resultado. Sin embargo, unas horas después obtuve una contra-cara interesante.
       Salí a comer y a escasos metros, en la mesa del costado, habían 4 individuos: femeninos (demasiado), altos, esbeltos y super-recontra-producidos. Por los cuales, llegue a la conclusión, de que me cambiaría aunque sea una hora.

      Cabe resaltar que yo comía, mientras ellas fumaban, y tomaban té, y cruzaban las piernas, y hablaban de celulitis, y eso. 

      Y cabe resaltar también, que con esto no admito que me gustaría ser un maniquí pintarrajeado que lo único que es capaz de generar es tortícolis en los hombres, aunque capaz me vacila y decido quedarme así. 

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