martes, 3 de julio de 2012

mort-vivant


Si hoy logro pasar 6 minutos sin llorar; si hoy consigo que las comisuras de mi boca se curven para lograr algo parecido a una sonrisa; si hoy emerjo  de debajo de estas miles de colchas en las que me encuentro zambullida; si hoy no pienso en ti; si hoy prendo alguna luz; si hoy no tomo ningún relajante para dormir; si hoy me visto como persona y no como lo que soy; si hoy puedo concentrarme, por lo menos, un minuto en algo sin divargar hasta llegar a la misma piedra; si hoy me olvido de todo por un rato;  si hoy no me duelen estos cortos, pero desesperanzadores 17 años; si hoy no se me hinchan los ojos; si hoy respiro; si hoy tolero; si hoy llego hasta mañana; si hoy sobrevivo…

¿La respuesta? ¿La pregunta? A ratos sí, a ratos no. No sé. En este momento no, hoy no. Mañana tal vez sí. No sé. Pregúntame en dos horas. Que la respuesta es siempre la misma, es mentira.

Igual, poco importa e importa poco. Ya nada es igual que ayer, ya no soy mi propio referente. Estoy rota, triste y cansada de estar rota y triste. Me duele todo menos el cuerpo. Me duele lo que está adentro, eso que ni yo sé qué es; eso que tanto quiere salir; pero no sabe como, entonces destruye todo a su paso. Ya se desordenó todo, ya se rompió todo: mi espíritu, nosotros, el invierno, mis huantes, nosotros, la radio, nosotros y las flores. (Sí pues, “nosotros” está tres veces. Debería estar más veces, deberíamos habernos roto menos.) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario