domingo, 24 de junio de 2012

The answering machine

Mientras quede algo de amor, van a haber palabras por decir, por escuchar, por escribir y por leer. Quizá no lo supimos llevar y quizá no nos salga ni esta vez, ni la anterior, ni la de después. Está bien si no triunfamos, no sería novedad. Está bien que lo hayamos intentado y que, contra todo pronóstico, el amor nos haya dado armas y nos haya hecho más fuertes. Está bien que duela, pero está mejor que no. Está bien que a otros les salga mejor y que la gente se quiera más; a nosotros nadie nos enseñó. Están bien las ganas de llorar y ese enojo con nadie y con todo el universo, porque ellos se pasean de las manos y yo de los audífonos. Está bien pedir afecto por el simple hecho de necesitarlo y probar con aromas de diferentes cuerpos. Está bien que a alguien se le haya ocurrido cantar sus alegrías en una canción de amor y que a otro alguien nos haya querido acompañar con una canción desamor. Está bien que tratemos de superarnos con comida, con lagrimas, con películas, con libros y hasta con personas. Está bien que lo único que quiera es meterme a mi cama y consumir ficción y consumir Woody Allen en grandes cantidades. Annie Hall también está bien, que él la pierda y su amor no tenga un final feliz y que ella sea buena y aún así sufra y la pase mal. 


Está perfecto enamorar, pero está mucho mejor querer.

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